No mirar la belleza de lo terrible es quedar cegados ante lo que nos envenena; el imaginario se desplaza y consigna a mirar nuestras heridas más profundas y atroces. El cáncer atraviesa el cuerpo abriendo una serie de fisuras en la vida.
Creando modelos de células de cáncer decidí reinsertarlas en mi vida cotidiana, y mirar la perra realidad como escribe Baudrillard. Suena perverso pero en ellas he encontrado cierta belleza y fascinación, tocarlas a través de la fotografía es una manera de reconstruirme.